Va a una gasolinera, hace la prueba de la probeta por su cuenta y se lleva una lección para toda la vida

Existe una forma muy sencilla de comprobar si la cantidad que el conductor ha pedido llega, realmente, al depósito de su vehículo.

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Un conductor ha querido hacer la prueba de la probeta por su cuenta. | Instagram: @parisiens__95

No todo el mundo sabe que los conductores tienen el derecho a comprobar la cantidad de combustible que han repostado para saber si han echado lo que han pedido o si, por el contrario, han sido engañados. Algo que se puede hacer con una sencilla prueba.

La vía para saber si un surtidor funciona correctamente y sirve la cantidad solicitada es la prueba de la probeta, que también está calibrada y precintada para evitar manipulaciones. Por ley, todas las estaciones de servicio tienen que ofrecerla.

Es un método tan fácil como rápido, ya que la comprobación lleva el mismo tiempo que un repostaje habitual. Consiste en fijar los litros en el surtidor y, en lugar de echarlos en el depósito, hacerlo en este instrumento volumétrico para revisar si la cantidad solicitada es la misma que la servida.

La prueba de un conductor

En Francia, un conductor ha querido hacer la prueba de la probeta por su cuenta en una de las gasolineras de E.Leclerc. Ha elegido esta cadena por todo el debate viral generado en las redes sociales: muchos usuarios aseguran que sirven menos combustible del que se indica en el surtidor.

Ha sido la cuenta de Instagram ‘@parisien__95’ quien ha subido el vídeo. En las imágenes, el conductor muestra una jarra en la que va a verter un litro de gasolina. Tras el experimento, asegura que falta, al menos, un tercio de la cantidad que ha pedido: “Esto es una locura. Nos han estafado desde el principio”.

prueba probeta
Con la prueba de la probeta se puede comprobar si han servido la gasolina que se ha pedido.

La lección de los usuarios

Los propios usuarios de la citada red social se han encargado de echar por tierra la prueba. En primer lugar, en la caja de la jarra figura la capacidad total: dos litros. En segundo lugar, el autor del experimento señala con rotulador la marca de un litro… que está cerca de la parte superior. Algo imposible si se tiene en cuenta el volumen del recipiente.

En la superficie de la jarra, especialmente creada para hacer sangría, aparecen, en orden, las cantidades de los ingredientes que se deben añadir: “Al seguir la receta, se añade un litro de agua con gas al final y, en ese momento, el volumen total del vaso alcanza los dos litros. Tiene sentido, ya que si el vaso tiene una capacidad de dos litros, la línea que indica un litro no puede estar en la parte superior”, explican en uno de los muchos comentarios que han dejado en evidencia la falsedad de la prueba.

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