Atendiendo a la carrocería del coche de las imágenes que acompañan este artículo, se desprende que muestra signos claros de deterioro, especialmente en el capó, donde se observan manchas blancas y corrosión en la pintura. Este tipo de daño suele ser el resultado de una exposición prolongada a factores ambientales agresivos.
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Entre los más comunes se encuentran la radiación solar intensa, la lluvia ácida (precipitación en la atmósfera de las emisiones industriales de contaminantes ácidos), los excrementos de aves o la savia de los árboles. Estos elementos pueden penetrar la capa protectora de la pintura y causar decoloración, manchas y, eventualmente, corrosión.

Lavar con regularidad
Una de las principales causas de este deterioro es la falta de limpieza regular. Cuando sustancias corrosivas permanecen mucho tiempo sobre la superficie del coche, comienzan a reaccionar químicamente con la pintura. Por ejemplo, los excrementos de aves contienen ácidos que pueden quemar la capa de barniz si no se eliminan rápidamente. Lo mismo ocurre con la savia de los árboles, que se endurece y se adhiere a la pintura, causando daños al intentar retirarla.
Para prevenir este tipo de daños, es fundamental lavar el coche con frecuencia, especialmente después de haber estado expuesto a condiciones adversas. Además, aplicar una capa de cera o un sellador protector cada cierto tiempo ayuda a crear una barrera adicional contra los agentes externos. Estos productos no solo protegen la pintura, sino que también facilitan la limpieza posterior.

Mejor bajo techo
Otra recomendación importante es evitar estacionar el coche a la intemperie durante largos periodos. Siempre que sea posible, se debe buscar sombra o un garaje cubierto. En caso de no contar con uno, una funda protectora puede ser una excelente inversión. Estas fundas están diseñadas para proteger el vehículo del sol, la lluvia y otros contaminantes ambientales.
Finalmente, si el daño ya está presente, lo mejor es acudir a un taller especializado. Allí pueden realizar una limpieza profunda, pulido o incluso repintado si es necesario. Ignorar estos daños puede llevar a una corrosión más severa, afectando no solo la estética del coche, sino también su valor de reventa. Un mantenimiento preventivo y constante es clave para conservar la carrocería en buen estado.
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